martes, octubre 03, 2006

Comienza el derroche

Marcados por la opacidad, los recursos del erario puestos a disposición del presidente electo Felipe Calderón para operar la recepción del gobierno federal --150 millones de pesos-- representan 80 millones 736 mil pesos más que lo recibido por el equipo de Fox hace seis años, explica Proceso en su edición 1561.

Esa cantidad, que se suma a los 20 mil millones de pesos que los ciudadanos pagaron por el cuestionado proceso electoral del 2006, equivale, por ejemplo, a lo que costó echar a andar el programa de Conacyt denominado Retención y Repatriación de los Investigadores Mexicanos.

Una cantidad similar invirtió el gobierno federal para la reconstrucción de Cancún tras el paso devastador del huracán Wilma el año pasado.

Sólo el presidente electo, Felipe Calderón, podrá disponer directamente de 130 millones de pesos, una cifra equivalente al costo que tuvo el Hospital Materno-Infantil en Reynosa, Tamaulipas.

Y los restantes 20 millones serán transferidos al Estado Mayor Presidencial (EMP) para que cuide a Calderón, según los lineamientos del fideicomiso público creado ex profeso por las secretarías de Hacienda y de la Función Pública. Esto, a pesar de que el EMP, encabezado por el general de división Armando Tamayo, cuenta ya con un presupuesto asignado por el Congreso de la Unión para cumplir precisamente con ese tipo de obligaciones.

El Fideicomiso para Apoyar el Cambio de Administración del Ejecutivo Federal –tal es su nombre oficial-- fue creado el pasado 6 de septiembre, apenas un día después de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) desahogó las impugnaciones electorales en medio de fuertes protestas de la coalición Por el Bien de Todos.

Fue el propio presidente Vicente Fox quien, el año pasado, envió a la Cámara de Diputados la propuesta para asignar esa bolsa de 150 millones de pesos dentro del presupuesto 2006. La única voz que dejó sembradas algunas inquietudes fue la de la senadora priista Dulce María Sauri, quien demandó que se fijaran, desde entonces, topes y reglas claras para la operación de esos recursos públicos a fin de evitar derroches como el realizado por el equipo de transición foxista.

Sin embargo, en ninguna parte de las reglas del nuevo fideicomiso público que beneficia al equipo de transición de Felipe Calderón se mencionaron los lineamientos de los comisionados. Simplemente se ignoraron. Debido a un completo desdén por las reglas del IFAI y la Ley de Transparencia, los recursos públicos recibidos por Calderón se hallan sometidos a las reglas de siempre: duplicidad, opacidad, discrecionalidad y manga ancha, destaca el reportaje que publica Proceso en su edición 1561 de este domingo 1 de octubre. (Link)

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